Votos por la
paz en el homenaje a gran espiritista cubano
Por Martín
Corona Jerez
El amor natural e inmortal en el ser humano
hacia la paz y la solidaridad, volvió a empapar, este domingo, la larga y
tradicional jornada de homenaje al gran espiritista cubano Salustiano Olivera
Sánchez.
Centenares de hombres y mujeres de todo el país
se reunieron nuevamente en la sociedad espiritista Buscando Luz y Verdad, del
barrio rural de Monte Oscuro, municipio de Bayamo, en la oriental provincia de
Granma, para elogiar y cantar a la obra de Olivera Sánchez, quien nació el 16
de noviembre de 1869 y falleció en igual fecha de 1950.
En los cantos mediúmnicos (llamados
trasmisiones), himnos, canciones e instrucciones, predominó el voto por la paz
y la unión entre los hombres y entre los pueblos.
Estremecedores y cálidos, un himno y varias décimas
cantados por una médium de la sociedad Más Luz, de la ciudad de Bayamo,
recordaron las raíces unitarias y patrióticas del Espiritismo en Cuba; la
urgencia de conocer profundamente la doctrina codificada por el francés Allan
Kardec, y la necesidad de sembrar en el corazón humano los sentimientos de
amor, justicia y caridad.
El habitual acto junto a la tumba del
homenajeado, aledaña al templo, incluyó la colocación de una ofrenda floral,
poesías, y una representación teatral de la obra de Olivera Sánchez,
combatiente independentista y maestro de una escuela de Espiritismo.
Esta ceremonia comenzó con el izamiento de
la bandera cubana; elevó su mensaje en el vuelo de decenas de palomas, y cerró cuando centenares de voces cantaron
“Cuba, qué linda es Cuba”.
Elogios a Fidel Castro, líder histórico de
la Revolución Cubana; peticiones de libertad para los antiterroristas
encarcelados en Estados Unidos, y sentidas oraciones por éxito de los cubanos
que luchan contra la epidemia de ébola en África, también esparcieron emoción y
sinceridad.
El arte, uno de los campos frecuentes de
manifestación espiritual, llenó de símbolos varios instantes, sobre todo cuando
la violinista Claudia González Martí ofreció Ave María, de Schubert, y
Madrecita del alma querida, de Osvaldo Farrés.
Reconocido entre los grandes espiritistas de
todos los tiempos en Cuba, Salustiano Olivera fue un médium con dotes
singulares, y los seguidores ven en su obra una confirmación más del
Espiritismo como vía para el mejoramiento moral y el avance constante hacia la
verdad.
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